El Grupo de Lima alejó el fantasma de una intervención militar en Venezuela y volvió a pedir que se celebren elecciones en el país tras la reunión celebrada este lunes en Bogotá, a la que también acudió Estados Unidos y en la que Juan Guaidó recibió un respaldo unánime como presidente interino.
Al encuentro acudieron los presidentes de Colombia, Iván Duque; Panamá, Juan Carlos Varela, y Guatemala, Jimmy Morales, además de los vicepresidentes de Estados Unidos, Mike Pence, y Brasil, Hamilton Mourao.
Precisamente, Mourao fue el más contundente al asegurar que para Brasil la opción militar nunca estuvo sobre la mesa en el caso de Venezuela, sino que han abogado por "soluciones pacíficas".
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Por eso fue preguntado acerca de las diferentes posturas de los países que componen el Grupo de Lima, así como de Estados Unidos, a lo que Mourao respondió con rotundidad que "nadie está apostando por una solución militar".
El más ambiguo fue Pence, que mostró su confianza de que en Venezuela haya una "transición pacífica a la democracia" pero reiteró las palabras del presidente Donald Trump, quien ha advertido que "todas las opciones están encima de la mesa".
El vicepresidente intervino en la reunión para reclamar a los militares venezolanos que "tomen la bandera de la democracia" y apoyen a Guaidó, el jefe del Parlamento de Venezuela y que en enero se proclamó mandatario interino de su país.
"Para todos aquellos miembros de las Fuerzas Armadas hoy, si toman la bandera de la democracia, el presidente Guaidó y su Gobierno, así como el Gobierno de Estados Unidos acogerán su respaldo y le darán alivio de las sanciones que han sido adoptadas", puntualizó.
Estados Unidos lo apoya
Pence, que se reunió en privado con Guaidó y Duque, le dijo al líder venezolano que Estados Unidos está "al 100 %" con él y elogió su trabajo.
También lanzó una advertencia a "todos los que amenacen" a Colombia por su "posición en la defensa de la democracia" en Venezuela.
Recordó que el país andino es el "socio más importante en la región" para EE.UU., por lo que "cualquier amenaza a su soberanía y seguridad enfrentará la determinación de Estados Unidos".
Por su parte, Duque aseguró que la situación que vive Venezuela no es un dilema entre la guerra y la paz, tal y como considera que quiere plantearlo el gobernante Nicolás Maduro, sino entre la continuidad de la dictadura o el retorno de la democracia.
"Estamos reunidos para mostrar que hay un sentimiento grande en la región de multilateralismo cuando se trata de defender principios, ideas y valores democráticos", especificó el mandatario colombiano.
Maduro es una amenaza a la democracia
Guaidó, en su primera reunión internacional desde que anunció que asumía la Presidencia interina, el pasado 23 de enero, subrayó en su intervención que "ser permisivo" con "la usurpación" que considera que Maduro hace del poder "sería una amenaza para la democracia en toda América".
Al igual que Duque, aseguró que en Venezuela "no hay dilema entre guerra y paz" porque es la segunda la que debe "prevalecer".
En la declaración final, el grupo enfatizó de nuevo que la transición democrática en Venezuela tiene que ser llevada a cabo por los ciudadanos de ese país de forma pacífica y siempre bajo "el amparo de la Constitución".
Abogan por el pacifismo
"(El grupo) reitera su convicción de que la transición a la democracia debe ser conducida por los propios venezolanos pacíficamente y en el marco de la Constitución y el derecho internacional, apoyada por medios políticos y diplomáticos, sin uso de la fuerza", reza la declaración final, que fue leída por el canciller colombiano, Carlos Holmes Trujillo.
En esa declaración, expresaron también "el derecho de todos los venezolanos a vivir en democracia y libertad" y, por consiguiente, reiteraron su respaldo a la celebración de elecciones libres y justas, abiertas a la participación de todas las fuerzas políticas.
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Para esos comicios, reclamaron "acompañamiento y observación internacional" y que sean "organizadas por una autoridad electoral neutral y legítimamente constituida".
Finalmente, el organismo le pidió a la Corte Penal Internacional (CPI) que "tome en consideración" la "grave situación de Venezuela y la denegación del acceso a la asistencia humanitaria, que constituye un crimen de lesa humanidad".
El Grupo de Lima, que está compuesto por Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú, Guyana y Santa Lucía, fue creado en la capital peruana en agosto de 2017 con el propósito de encontrar salidas a la crisis en Venezuela.
Sin embargo, en la última reunión, el pasado 4 de febrero en Ottawa, no participó ningún representante de México, que se ha desvinculado de la iniciativa desde la llegada a la Presidencia del izquierdista Andrés Manuel López Obrador.